A pelo
Esta vez fue sin café, sin tema, sin nada; es más, ahora ni me molesté en despertar a esa perezosa de la musa que tan frígida se me ha vuelto, ¡dice que ya no la provoco, que no me quiere y que la deje en paz!
Al principio me preocupé, pero como de todas formas, nunca gané mucho con ella, pues me animé a aventurarme solo; total, si no escribo algo, eso resultaría lo más cómodo, pues no habrá nada que borrar. En cambio, si salen las palabras pero el producto estuviera del nabo, pues lo borro de un tajo y no le digo a nadie, ¡o que lo ignore aquel al que le asqueen los nabos!
Dicen los chamanes que lo sublime es pararse el diálogo interno uno mismo, pero sospecho que eso de ponerse candados por dentro (o por fuera), como dice mi padre, es absurdo. La percepción del mundo no se conforma dejando de interpretarlo todo, al contrario, la realidad se hace de purititas deducciones, si no, uno se quedaría lelo, como trepanado, y ¿qué realidad va a entrarnos en el entendimiento si nos lo hemos bloqueado, o de dónde le saldría lo maravillosa a la contemplación si se le deja huérfana de análisis y de comparación?
Poniendo así las cosas, tanto la inspiración como los miles de Ommmmms son totalmente prescindibles, para cumplir con el destino de ser hombres sólo se necesitan un poco de deducciones con bastantes puntos de control para irnos monitoreando cuando se nos descarrile la lógica. Algo de paciencia tendrá que tomarse en cuenta, y al contrario de lo recomendado por los pelones, mucha pero mucha charla, sobre todo con los clásicos, de preferencia con los helénicos y con los toltecas, que son los que más sencillo platican; hay algo en los genios, en los artistas, que parecería que ilustran sus obras de una manera tan sencilla y llana, que fascinan por su simplicidad.
Las personas mueren pero las ideas no, eso le da a los pensamientos su atributo de poder rebotar infinitamente en igual número de personas. Por ejemplo, intente el lector leer a Aristófanes (o al comediante de su preferencia), olvídese por unos instantes, querido amigo, de su irresistible y petulante musa, métase unas cargas de cafeína al torrente sanguíneo (recomiendo café o yerba mate) y tenga listo el lápiz afilado para anotar las opiniones y las preguntas que vayan saltando conforme transcurra la lectura, ¡se entiende que eso de las anotaciones sólo es posible hacerlo gracias al, por otros repudiado, diálogo interno! Ya armados de preguntas y de críticas, sigua usted leyendo. ¡Ah, el ejercicio se ha convertido en una franca conversación entre las ideas incorpóreas de Aristófanes y el pensamiento del lector!
Tenemos a la mano una infinita cantidad y variedad de ricos concentrados, destilados de la más pura esencia de la especie humana, que es el pensamiento inmortalizado en la palabra escrita, en la pintura perfecta o en la escultura monumental.
Que se queden dormidas pues las exquisitas y remilgosas musas, junto con los pasmados lamas y puritanos. Yo prefiero platicar con los ecos del pensamiento, con los concentrados del tiempo, que alguna sinapsis pre-nata, espero, me habrán pasado.
Xotlatzin >< :>
lunes primero de junio de 2009; 22:23 hrs.
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