Hurgando en el modo R  

Estoy practicando (llevo dos días apenas) algo que me comentó mi padre que él hacía y que leí recientemente en un libro buenísimo que estoy devorado (El pensamiento y el aprendizaje práctico, de Andy Hunt, 2008).

El autor sugiere que uno se pare por la mañana y antes de hacer nada nos pongamos a escribir a mano por lo menos tres páginas, él dice que hay dos modos en los que opera nuestro cerebro, un modo lineal y otro un tanto aleatorio pero rico en información; el problema es que sólo tenemos injerencia sobre la parte lineal.

El ejercicio consiste en escribir casi dormido, sin que nos importe el qué escribimos ni el cómo lo hacemos (olvidándose de la computadora, de la gramática y de la ortografía), sólo dejando salir las frases, lo que nos venga a la mente, sin poner cuidado (ni siquiera pensar) en la coherencia de las ideas, sacándolas, derramándolas sobre la blancura, purgándonos de ellas. No me van a creer, pero en esas dos ocasiones mi escritura ha sido muy fluida, las palabras se salen solas y es cuando me gustaría saber un poco de taquigrafía para poder alcanzar el ritmo en que se suceden las palabras en su desesperación por evacuar.

Mr. Hunt recomienda hacer esto todos los días, sin interrumpir uno sólo, como técnica para tomar algo de lo que está en nuestra zona “prohibida” del cerebro, de esa forma ese hemisferio se hará más y más accesible y cederá un poco su reticencia a ser usada a voluntad.

Durante el día, ya despiertos y alertas, podemos usar la parte lineal (analítica) de nuestro cerebro, a la que siempre tenemos acceso; entonces será el momento para depurar, para corregir o hasta para censurar lo que la parte desbarajustada nos expuso, muy pero muy a su pesar. ¿Cómo ven?

Xotlatzin >< :>

martes 27 de enero de 2009; 14:15 hrs.


El tiempo es elástico  

Una frase que leí en el último libro que me regaló mi padre (el psicoanalista de John Katzenbach), asegura que el tiempo es elástico.

En situaciones de alto riesgo, en aquellas en las cuales peligra nuestra vida o la de alguien muy cercano, está científicamente documentado que somos capaces de captar y de procesar más información en menos tiempo que en circunstancias no apremiantes. La consecuencia lógica es que hacemos más cosas en mucho menos tiempo y por lo tanto nos queda la percepción de que el tiempo se nos ha expandido. Ignoro las secuelas de tan sorprendente esfuerzo psico-fisiológico, aunque son totalmente bienvenidas cuando de salvar la vida se trata.

En mi niñez un día me parecía durar una eternidad, ahora entiendo que el desarrollo infantil goza de procesos más acelerado que aquellos de los cuales experimentamos la mayoría de los adultos. En contraste, ahora los días me parecen que se esfuman, percibo que no me alcanza el tiempo, que pasan los años y que estoy casi estático. Es posible que la información que intento asimilar sea muy indigesta, o que a lo mejor no tenga ni el estómago ni la saliva para tales manjares, pero una cosa es cierta, percibo que el tiempo se me acorta.

Aquí viene lo interesante, la percepción del tiempo es relativa, personal y dependiente de la velocidad de captación y de procesamiento de información de cada individuo; tales capacidades varían de acuerdo a como se den las circunstancias. La percepción del tiempo, por lo tanto, no sólo es elástica, sino que es susceptible de ser manipulada a voluntad si se alteran los factores que la rigen.

¡Pisa el acelerador! Como dice Sabina.


Xotlatzin

>< :>

Miércoles 21 de enero de 2009; 21:38 hrs.


El escribir según J. M. G. Le Clézio  

M. me envió un escrito de J. M. G. Le Clézio, en una parte el premio nobel de literatura 2008 dice:

Actuar: Es lo que al escritor le gustaría hacer sobre todo. Actuar en lugar de soportar el ser testigo. Actuar, imaginar y soñar de tal manera que sus palabras, invenciones y sueños tengan un impacto sobre la realidad, las que cambiarán la mente de la gente y sus corazones, las que prepararán el camino para un mundo mejor. Pero entonces, en el mero momento, una voz le susurra que eso no será posible, que las palabras son palabras que se las llevan los vientos de la sociedad, y que los sueños son meras ilusiones. ¿Qué derecho tiene él a desear ser mejor; está realmente en el escritor tratar de encontrar soluciones; no está en la misma posición en la que estaba el guardabosque en la obra de teatro Knock ou Le Triomphe de la médecine, al que le hubiera gustado prevenir un temblor; cómo puede actuar el escritor, cuando todo lo que él sabe es cómo recordar?

Xotlatzin >< :>
21 de enero de 2009



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No me fatiga la tempestad sino la náusea (Séneca).