¡Gracias Che!
Cuando le pregunté, hace muchos años a mi padre: – ¿qué es la poesía? Él tomó un librito azul del tamaño de la palma de su mano, lo había puesto en su librero unos ocho años antes, salimos al pasillo soleado de la casa y me leyó lo siguiente:
ODILON REDON
Mientras se cuelan los días y crece la hierba
y se filtran los ríos
aprende a quedarte quieto.
No corras porque no hay puerta que abrir
ni bosque que atravesar.
No hay espuma dorada para adorno de tu cabeza
ni mantos de luna ni monedas que repartir
ni coronas para los muros de tu casa.
Quédate quieto, aprende a vivir en soledad
y mira bien los tesoros que tienes a tu alcance:
la taza de café oloroso que te llevas a la boca,
tus zapatos para ir a encontrarte con los tres o cuatro
seres que amas, el sol en la ventana, tu salud,
tu soledad, para pensar, para sentir, para realizar
y resolver el acertijo.
Mondragón, Sergio, 1969, El Aprendiz de brujo: México, D. F., Siglo XXI.
¡Comprendí y al instante quedé inoculado!
Mi padre lo sabía.
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