Necesidades satisfechas  

No sabían mis amados padres si mi vida sería larga, sana, rica o venturosa; sólo me deseaban, me querían aquí, necesitaban de mí; Dios oyó lo último y nos concedió el reunirnos.

Nací sorprendido de ver el mundo, gozo de una niñez perpetua en lo que respecta a mi asombro, cada dos décadas supero una adolescencia recursiva, los amigos de otras tardes renacen transfigurados y los no volátiles brillan con una pátina cobriza.

Mastico de vez en cuando la cáscara del naranjo o bebo una taza pequeña del simonillo menospreciado (Conyza filaginoides); me enamoro cada vez más del campo y de su olor a hongo recién cortado.

Imaginé hace poco una botella que contenía un líquido muy denso y poco viscoso, lo cristalino en su fondo se volvía gradualmente ámbar y turbio hacia la superficie, el recipiente estaba un poquito arriba de la mitad. Dejé caer una esperanza ligera que no logró romper siquiera la tensión superficial del líquido, busque en mi gran repertorio de deseos y aventé el más pesado, se hundió un poco pero brotó cual geiser y se quedó flotando; sin darme cuenta se me cayó una necesidad que resbaló usando un suspiro impropio, la vi tocar fondo. Salió por la válvula del matraz ya muy resuelta.

El líquido goteaba inevitablemente, lo atrapé con los labios y lo bebí, lo sentí recorrer mi intestino y salir sin reparo, ¡es el tiempo! adivine sorprendido. El goteo era continuo pero variaba de ritmo, jugué a engañar al afore que se ajustaba a mi propuesta de rango: pensé en siglos y todo era muy claro, luego en años y uno que otro viejo desaparecía de los vivos, intenté pensar en meses y se gestaban los próximos recién nacidos, las semanas tendían el engaño del “nada nuevo”, en un día ocurría todo, en horas me daba hambre, sueño y frío, en minutos se armaban y se disgregaban los pensamientos, en segundos era el dominio de los gestos y en milisegundos viajaban las ondas “P” y las ondas “S” en busca de yacimientos petrolíferos.

¡Es cuestión de ritmos, le grité al tipo que me apuraba a responder al cambio de luces del semáforo, pobre máquina burocrática, le insulté, que sabes tú de mecánica de fluidos!

Tampoco sabían mis amados padres si mi vida sería un brazo extendido en el espacio, unos años más de vida para el código genético familiar, un cultivo donde se transmuta algo que ya no somos en algo que será y que tampoco somos, un capricho de un dios solitario que se inventó a sí mismo por medio del hombre que creyó inventarlo. No sé yo si las palabras que ahora precipito vienen desde hace siglos, de hace unos pocos años, o si es sólo la digestión del tilapia empanizado y frito con aceite de oliva.

Xotlatzin >< :>

jueves 6 de marzo de 2008; 22:15 hrs

fecha maya: 12.19.15.02.09


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No me fatiga la tempestad sino la náusea (Séneca).